El sábado, mientras ustedes estaban en Ceremonia, yo me puse sentimental.

Antes pensaba que no sabía cocinar, después me di cuenta de que es como muchas otras cosas en la vida. Saber hacerlas sólo es cuestión de atreverse a hacerlas.

El sábado, mientras muchos de ustedes estaban en Ceremonia, yo me dispuse a ir al mercado y al supermercado, para después preparar salmón glaseado y papas bravas.

Por un lado me sentía enojada con ciertas cosas de la vida, por eso preparé papas bravas, y por otro lado, me sentía dulcemente agradecida con muchas otras cosas que me están pasando en estos momentos, por eso también preparé salmón glaseado.

En la cocina, como en la vida, lo que sentimos importa y se nota en el resultado final. La comida quedó increíble, o de menos eso me dijeron todos los que la probaron.

Es importante mencionar que las recetas que encontrarán aquí, son mías y que probablemente la receta original no vaya así. Lo que hago es leer varias recetas, darme ideas de cómo se prepara y escoger lo que más se me antoje o se me haga a la idea que quedará mejor. Me imagino los sabores y las sensaciones, para al final hacer mi propia receta. Así que españoles del mundo, no se enojen si mi receta de papas bravas no es exactamente como ustedes las preparan, pero quedaron deliciosas.

Con ustedes la receta de las PAPAS BRAVAS:

Para las papas bravas necesitaran: papas, hojas de laurel, mantequilla, crema, mostaza dijon, chile habanero, pimiento rojo, pimienta, sal de ajo.

  1. Corté en cuatro las papas, las puse en una cacerola con agua, mantequilla, un poco de sal de ajo y laurel. Hasta que estuvieran cocidas. Puedes saber que las papas están en su punto, cuando con un cuchillo las picas y están suavecitas. Este truco me lo enseñó mi mamá.

Después para la salsa brava:

  1. Se asa el chile habanero y el pimiento rojo, con un poco de sal de ajo y aceite. Después se ponen en la licuadora, junto con la crema, la mostaza dijon, y un poco de vinagre. Se licua y se regresa el resultado al sartén, hasta que la salsa tenga una consistencia espesa. Se va sazonando al gusto: un poco más de sal, un poco más de pimienta, un poco más de ajo. A mi me gusta la salsa brava picosa y acida al mismo tiempo.

Se escurre el agua de las papas, y se mezclan con la salsa brava. Listo, siéntanse bravos mientras se las comen. 

Ahora, vamos con la parte agridulce. El SALMÓN GLASEADO lo hice así:

Compré filetes de salmón en el supermercado. Por alguna razón, me parece que ahí las carnes, pollo, pescados, son más frescos en el mercado. Les creo cuando hablan de que mantienen los alimentos a la temperatura correcta hasta que llegan a mis manos. Hay que aceptar que hay cosas de la globalización que salen bastante bien.

La cantidad de salmón que se necesita depende de la cantidad de personas que vayan a comer, por ejemplo, yo compré seis de tamaño mediano. Me gustan los que de un lado tienen piel, ya que esa al cocinarla queda una deliciosa costra. También en el súper compré vino blanco y un sazonador de lemon pepper que me hizo el día.

En el mercado conseguí: chia, limones, aceite de aguacate, vinagre balsámico, miel de abeja, sal de ajo.

  1. Varias horas antes de empezar a cocinar, en un refractario puse el salmón con un poco de vino blanco y lo deje reposando en el refrigerador. Ese truco se lo aprendí a una persona que quiero mucho, y mientras lo hacía pensaba que así es la vida. Las personas llegan a tu vida de las formas más diversas y también de las formas más diversas te enseñan sus mejores trucos, y viceversa. Y ninguna de las dos cosas se puede planear, ni a quien vamos a conocer, ni qué trucos nos van a enseñar.
  1. Primero hay que preparar el glaseado. En un sartén caliente, puse miel de abeja, vinagre, jugo de limón y sal. Lo iba probando e iba decidiendo si le faltaba o sobraba algo. Al final, me quedó una salsa agridulce que por si sola, era una delicia.
  1. En un plato, puse chia, sal de ajo y sazonador lemon pepper. Fui empanizando en esa mezcla cada uno de los filetes de salmón. Después en un sartén que previamente había calentado con un poco de aceite de aguacate los cociné. Hay que ser pacientes y esperar el tiempo suficiente para que agarren el color y la textura deseada, el salmón que se deshace en rodajas mientras te lo comes, es el más rico.
  1. Finalmente, en una charola, puse los filetes y encima la salsa agridulce que preparé. Los metí alrededor de 20 minutos al horno y los serví acompañados de las papas bravas.

Esa noche, tomamos vino blanco. Después vino tinto, y después caguamas, y por alguna extraña razón también asaltamos el whisky a medio empezar que tenía en mi alacena.

Al otro día me desperté cruda y con mensajes de todos mis invitados diciéndome que se la habían pasado bien y que sus estómagos se sentían felices. Supongo que Ceremonia también estuvo divertido, había dos que tres bandas que se me antojaban escuchar.

Para mi, lo ideal sería que si a caso alguno de los que me lee, se le antoja esta comida, lea más recetas, se eche un clavado en el mercado, y haga su propia creación. Así debería de ser la vida, estoy harta de que la mayoría de las personas, necesitan instrucciones precisas para hacer las cosas. Creo que el mundo necesita de más personas se atrevan a ser ellas mismas en la cocina y en la vida.

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