Cerrar los ojos.
Para verte. Para sentirte.
Recordar cruzar miradas.
Recordar sentirte.
Donde mis manos podían tocarte.
Cerrar los ojos.
Como único recurso.
Para reanudar el futuro.
Reanudar el tiempo.
Que se detuvo.
Ante mis ojos, ante los tuyos, ante los del mundo.
El mundo se apartó, se ausentó.
El futuro se volvió nostálgico.
Y esa no fue la única paradoja.
El pasado se volvió presente.
Porque el presente se detuvo.
Por eso, de noche, por la ventana de los ojos cerrados. Te busqué.
Así como se busca a los pájaros.
A los pájaros que cantan de noche.